Elecciones 2026: ¿Seguirá Maicao Siendo la Caja Menor de Votos para los Dirigentes Políticos de La Guajira?
Maicao y las Elecciones 2026: ¿Poder Real o Votos Prestados?
En el artículo anterior (La Política En Maicao), reflexionamos sobre el círculo vicioso en el que se encuentra atrapado el liderazgo político en Maicao: un ciclo interminable de desgaste y subordinación que ha convertido al municipio en la eterna Caja Menor de Votos para los Dirigentes Políticos de La Guajira, quienes promueven proyectos políticos ajenos a nuestro territorio y a nuestras problemáticas. Durante 23 años, la amplia capacidad electoral de Maicao ha sido utilizada como moneda de cambio en alianzas que poco o nada aportan al bienestar de nuestro territorio. A pesar de contar con uno de los mayores caudales electorales de La Guajira, la realidad sigue siendo la misma: el liderazgo propio no se consolida y los candidatos maicaeros que se atreven a inscribir candidaturas a la Cámara de Representantes terminan siendo piezas de una maquinaria controlada por caciques políticos tradicionales de La Guajira. Esta paradoja política no es casualidad, sino el resultado de estrategias cuidadosamente diseñadas para mantener al municipio en una posición subordinada, donde el voto se transa sin recibir a cambio el poder de decisión y representación que le corresponde. Lo verdaderamente alarmante es cómo la gente de Maicao ha naturalizado su rol secundario en la política departamental, resignándose a ser el respaldo que otros utilizan para consolidar su hegemonía en el Congreso y el poder regional. Mientras no despertemos colectivamente de ese letargo político, el futuro seguirá siendo el mismo: votos que fortalecen a otros y decisiones que nos excluyen.
Reconozco que, como muchos en Maicao, durante estos 20 años también he caído en el juego de apoyar candidatos de fuera, porque simplemente no había en Maicao un liderazgo fuerte y con opciones reales de victoria que me hiciera sentir inspirada y confiada. No soy de las que se prestan para sumar votos a proyectos débiles o alianzas improvisadas que solo buscan poner cuotas para negociar con candidatos de otros municipios de La Guajira. Sin embargo, después de reflexionar profundamente sobre estos años de ausencia de una representación en el congreso que sea una voz y un gestor efectivo, comprometido y con resultados para Maicao, tengo claro que estamos a tiempo de hacer algo diferente y cambiar ese escenario. No puedo negar que en el pasado he respaldado proyectos políticos externos con la convicción de que podían representar algo positivo para La Guajira, pero también sabía que Maicao seguía siendo la pieza fundamental para que otros consolidaran su poder político en el Congreso. Hoy, después de años de frustración y reflexión, estoy convencida de que Maicao puede y debe liderar desde su propio poder político, y no volver a ser el respaldo de los caciques de siempre. ¡Ya basta de ser solo un respaldo electoral! Es hora de construir un liderazgo fuerte y digno desde Maicao, que nos permita demostrar que los Maicaeros somos emprendedores, resilientes, trabajadores, comprometidos y ponernos al servicio de todos en La Guajira.
No podemos dejar de lado en este análisis la lucha que durante años hemos abanderado por el derecho de las mujeres a participar activamente en los procesos electorales en La Guajira. Las mujeres políticas no solo enfrentan la discriminación de género en el escenario público, sino que también luchan contra la imposición de liderazgos que perpetúan la exclusión de voces femeninas en los espacios de representación. Es urgente refrescar la política con la presencia activa y decidida de las mujeres, especialmente en Maicao, donde la renovación de los liderazgos debe ser también un acto de justicia de género. No basta con reclamar poder político para el municipio, también debemos construir espacios donde las mujeres lideren, decidan y representen con dignidad los intereses colectivos. La lucha por una representación auténtica y renovada en Maicao también debe incluir la apuesta decidida por liderazgos femeninos que traigan consigo el cambio que tanto necesitamos. Paradójicamente, a las mujeres políticas en la guajira les pasa como a los candidatos al congreso oriundos de Maicao: solo se les ve como rellenos.
La Historia de la Subordinación Política de Maicao
Para
entender por qué Maicao sigue siendo la eterna caja menor de los votos en La
Guajira, es imprescindible hacer un recorrido histórico por las elecciones al
Congreso de la República de los últimos veinte años. La última vez que un
maicaero (por adopción) logró ocupar una curul en la Cámara de Representantes
fue en el año 2002, cuando Eloy Segundo Hernández rompió el esquema centralista
y se convirtió en la voz de un municipio que, hasta entonces, sólo había
servido de respaldo electoral para otros caciques políticos y había perdido el
espacio en la Cámara de Representantes que tuvo Marcos Iguarán. Eloy Segundo, fue
un líder genuino, un hombre humilde, un comerciante de progreso que encarnó el
anhelo de representación auténtica desde las entrañas del pueblo, fue alguien
muy querido por la gente y respetados por los políticos. Sin embargo, su
representación en la Cámara fue corta, pues falleció al año de haber asumido el
cargo, dejando un vacío que Maicao no ha logrado llenar desde entonces. Con su
partida, el liderazgo político local perdió uno de sus más importantes
dirigentes y el poder electoral de Maicao volvió a ser utilizado por la casas
políticas tradicionales de otros municipios para consolidar su hegemonía sin
que Maicao lograra retomar el protagonismo.
A partir del año 2006, la subordinación política de Maicao quedó claramente evidenciada en las urnas. Durante esas elecciones al Congreso, La Guajira eligió dos representantes: Wilmer González Brito, de Uribia (Partido Liberal), y Bladimiro Cuello Daza, de Fonseca (Partido Conservador). Maicao aportó la asombrosa cifra de 38,495 votos que se diluyeron en alianzas orquestadas desde el sur del departamento, donde la maquinaria política de Riohacha y el sur de La Guajira capitalizaron el poder con habilidad y estrategia (Clientelismo en La Guajira). En 2010, la situación no fue diferente: Alfredo Rafael Deluque Zuleta y Jimmy Sierra Palacio consolidaron su dominio, mientras el candidato local, Hernando Salom Brito, logró 15,842 votos en Maicao, insuficientes para alcanzar una curul. En 2014, Deluque volvió a arrasar con 52,195 votos en todo el departamento, de los cuales 5,153 provinieron de Maicao. Las elecciones de 2018 y 2022 no hicieron más que repetir el mismo guion: primero María Cristina Soto y luego fue elegido su hijo Juan Loreto Gómez Soto, quien heredó el poder político y su estructura, así como Jorge Cerchiario Figueroa, todos de Barrancas, mientras los candidatos de Maicao como Alejandro Rutto Martínez y nuevamente Hernando José Salom Brito quedaron relegados en la votación.
Lo más preocupante no es solo la incapacidad que tiene la ciudadanía y la dirigencia política de Maicao para posicionar un liderazgo propio en el Congreso, sino la falta de consolidación de una estrategia unitaria que permita romper con este ciclo de subordinación. No es que falten candidatos locales con intención de representar al municipio, pero el problema radica en la fragmentación del voto y la ausencia de un proyecto político común. A lo largo de estos años, Maicao ha visto pasar nombres como Ovidio Mejía Marulanda, Aldrin Quintana Ustate, María Luisa Ruiz Aguilar, Armando Pérez Araujo, Henry Peñalver, Jarlem Garrido Weber, Alejandro Rutto Martínez, José Carlos Molina, y Hernando José Salom Brito, entre otros, quienes en diferentes momentos han intentado romper la hegemonía que ejercen los conocidos y tradicionales caciques de la política departamental sin éxito. Sin embargo, la constante ha sido la división de los votos y la falta de un liderazgo capaz de aglutinar a la ciudadanía en torno a un proyecto sólido y trascendental. Mientras tanto, otros municipios como Riohacha y Barrancas han consolidado su poder gracias a su capacidad de unificar el voto, consolidar estrategias claras y mantener el control de la maquinaria política. Y Maicao, a pesar de ser uno de los municipios con mayor caudal electoral en La Guajira, sigue sin comprender que el poder político no se cede, se conquista y se ejerce.
La Manipulación Externa y el Rol de los Caciques
Si
hay algo que ha marcado la política guajira en los últimos 23 años es la
habilidad de los dirigentes políticos departamentales para manipular el poder
electoral de Maicao y consolidar su hegemonía desde municipios más pequeños,
pero estratégicamente cohesionados. Mientras Maicao sigue sumido en la
dispersión y la resignación, figuras políticas de municipios como Riohacha y
Barrancas han tejido redes de influencia que controlan el poder político
departamental. Estos caciques, movidos por su propia agenda,
han sabido aprovechar la fragmentación del liderazgo maicaero para imponer sus
candidatos y asegurar curules en la Cámara de Representantes sin enfrentar
mayor resistencia. La fórmula es simple pero efectiva: dividir el voto de
Maicao, aprovechar su caudal electoral y convertirlo en respaldo útil para
proyectos políticos ajenos nuestras problemáticas y necesidades, ellos son los
utilitaristas y nosotros los utilizados.
En este ajedrez político, los líderes maicaeros se han visto en la encrucijada de apoyar a candidatos de afuera, es eso o quedar relegados al margen de las decisiones departamentales. Los acuerdos políticos forzados por intereses económicos y la presión de maquinarias poderosas han hecho que muchos dirigentes maicaeros caigan en el juego de respaldar liderazgos que, en el fondo, no representan los intereses de la comunidad. Es inevitable reconocer que, en algún momento, incluso quienes soñaron con un poder político propio para Maicao cedieron ante el pragmatismo de las alianzas impuestas. La manipulación externa ha logrado mantener al municipio en una posición de subordinación, y la historia parece repetirse cada cuatro años, cuando los candidatos que llegan a Maicao solo lo hacen para recoger votos y luego olvidan sus promesas hasta la próxima contienda electoral.
El Caso de Barrancas y Riohacha: ¿Qué Hacen Mejor que Maicao?
Mientras
Maicao continúa atrapado en su propio laberinto político, otros municipios como
Barrancas y Riohacha han consolidado su poder con estrategias claras y
contundentes. Barrancas, con una población por mucho menor que la de Maicao, ha
logrado colocar a sus dirigentes en el Congreso en repetidas ocasiones, lo que
demuestra que el tamaño del electorado no es el único factor determinante en la
política guajira. El secreto de su éxito radica en la capacidad de cohesionar
el voto en torno a un liderazgo consolidado y de crear una maquinaria electoral
que articula intereses comunes sin dispersión. A esto se suma la habilidad de
sus caciques para negociar alianzas que beneficien directamente a su
territorio, algo que Maicao no ha logrado consolidar debido a la falta de
unidad y estrategia común en su dirigencia local.
Riohacha, por su parte, ha sabido jugar con habilidad en el tablero político. Su posición como capital departamental le ha otorgado un estatus privilegiado en las decisiones políticas de La Guajira, pero más allá de eso, sus líderes han sabido capitalizar el poder económico y social para garantizar una representación constante en el Congreso. No es casualidad que los liderazgos más sólidos del departamento provengan de allí, pues han desarrollado un enfoque pragmático y estratégico en el manejo de recursos y en la articulación de intereses políticos. En contraste, Maicao sigue pensando que su poder electoral habla por sí mismo, olvidando que, en política, hay que tener visión y arrojo si se quiere avanzar.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué Maicao no ha podido replicar estas estrategias? La respuesta radica en la falta de liderazgo cohesionado y en el miedo a romper con la dependencia histórica que otros municipios han instalado en nuestra mentalidad colectiva. Mientras sigamos pensando que es suficiente con tener un gran caudal de votos para llegado el momento de las elecciones negociar las alianzas y acuerdos con el mejor postor, otros municipios continuarán organizándose con pragmatismo para mantener el poder. El poder político de Barrancas y Riohacha no surgió de la improvisación ni de alianzas débiles, sino de estrategias de poder que se han consolidado durante décadas. Y hasta que Maicao no aprenda esta lección, seguiremos siendo un gigante electoral dormido que otros municipios utilizan para consolidar sus proyectos y visiones políticas.
La Coyuntura Política y la Oportunidad de Cambiar el Guión
Estamos
a solo once meses de las elecciones al Congreso de la República de marzo de
2026, y el ajedrez político en La Guajira ya comenzó a moverse. Las dos curules
de la Cámara están en juego y quienes actualmente las ostentan harán todo lo
posible por mantener su poder, para lo cual deben conformar listas estratégicas
que incluyan candidatos con la capacidad de "poner votos". ¿Y
adivinen dónde están pensando en buscarlos? Una vez más, Maicao aparece en el
ideario de la dirigencia política departamental como el fortín de votos que, a
buen precio y con promesas de inclusión, puede garantizar el umbral electoral
necesario. Ya comenzaron los acercamientos, las conversaciones privadas, las
reuniones en casas de dirigentes que controlan equipos de trabajo y bases
organizadas en barrios y sectores clave del municipio. La estrategia es la
misma de siempre: prometer que Maicao tendrá finalmente un candidato propio,
pero con el cálculo frío de que dicha candidatura no tiene posibilidades reales
de triunfo. Lo que buscan no es el liderazgo, sino el respaldo electoral que
garantice su continuidad en el Congreso, votos que sumen para el umbral.
Mientras tanto, también están aquellos candidatos que no son de Maicao pero que llegan al municipio a buscar votos con la misma promesa desgastada de siempre: "Voy a ser la voz de Maicao en el Congreso, voy a representarlos ante el Gobierno Nacional". Pero ya hemos escuchado esta promesa en cinco elecciones consecutivas durante los últimos 20 años, y la realidad sigue siendo la misma: una vez elegidos, desaparecen de la escena y no hay gestión concreta ni resultados que resuenen en Bogotá. Nadie se compromete con buscar soluciones para la primera ciudad fronteriza del norte de Colombia (Conoce más sobre Maicao), ni mucho menos se convierte en una voz fuerte y contundente que defienda a Maicao y a La Guajira desde la Cámara. Todos ganan, menos Maicao. Los caciques repiten su fórmula triunfadora porque saben que el municipio sigue siendo la ‘Caja Menor de Votos’ perfecta: grandes números en las urnas, pero sin liderazgo consolidado que impulse un proyecto propio con verdaderas opciones de victoria.
Entonces, ¿qué vamos a hacer esta vez? La historia ya nos ha mostrado lo que no funciona: respaldar proyectos foráneos con la esperanza de que esta vez sí cumplirán su promesa. El error no está en apoyar a otros municipios, el error está en seguirlo haciendo sin que haya reciprocidad y sin que Maicao obtenga a cambio el respaldo que merece. Es hora de consolidar un liderazgo que se geste desde nuestras propias raíces, que no dependa de estrategias impuestas ni de favores temporales. Necesitamos promover un proyecto político que nazca en Maicao pero que tenga la capacidad de proyectarse hacia afuera, hacia el resto de La Guajira, pidiendo el favor de vuelta con la misma convicción con la que durante más de veinte años hemos cumplido poniendo nuestros votos a quienes han venido a buscarlo a Maicao. Si logramos que el poder político de nuestro municipio se convierta en un referente de liderazgo, si logramos transformar el respaldo en poder real, entonces podremos romper el ciclo de subordinación y reclamar el lugar que legítimamente nos pertenece en el Congreso de la República.
Esta Reflexión Nace De Un Anhelo Justo, No De Una Revancha
Esta
reflexión no nace del deseo de revancha ni de confrontación con los demás
municipios de La Guajira. No se trata de desplazar a nadie ni de asumir una
postura de antagonismo frente a los liderazgos que ya se han consolidado en el
departamento. Se trata de un anhelo justo: que Maicao, después de más de dos
décadas de respaldo electoral incondicional hacia otros proyectos políticos,
también tenga la oportunidad de ser apoyado. Es momento de que los mismos
dirigentes del resto de La Guajira que han encontrado en Maicao el respaldo necesario para consolidar
sus curules en el Congreso reconozcan que el municipio también merece tener
representación propia y legítima. Lo que pedimos no es desplazar a nadie, sino
equilibrar la balanza y devolverle a Maicao el poder político que ha sido
históricamente utilizado por otros.
Recientemente, un dirigente político de Maicao expresó en sus redes sociales una verdad que no podemos ignorar: "Cada cuatro años se escucha el mismo discurso de que Maicao lleve su candidato, pero luego lo dejan solo y obviamente se ahoga". Esta afirmación refleja la frustración colectiva de una comunidad que ha creído en el discurso de la unidad, pero que, a la hora de la verdad, se ha visto aislada y desprovista de respaldo efectivo. No podemos seguir permitiendo que esa historia se repita una y otra vez. Es hora de que quienes han encontrado en Maicao el caudal de votos necesario para mantenerse en el poder también muestren su apoyo cuando el municipio decida levantar la voz con un liderazgo propio. La solidaridad política no puede ser unidireccional. Maicao merece ser escuchado, apoyado y respaldado con el mismo compromiso con el que, durante años, hemos sostenido proyectos políticos de otros municipios.Es el momento de asumir la responsabilidad política con madurez y estrategia. No podemos repetir los errores del pasado respaldando proyectos que solo buscan aprovecharse del caudal electoral de Maicao sin devolverle nada al municipio. Esta vez, debemos ser capaces de aprender de los intentos fallidos y consolidar una estructura política unitaria que responda a los intereses de nuestra comunidad. La historia de subordinación puede terminar si estamos dispuestos a tomar decisiones basadas en la dignidad y en el poder que realmente nos pertenece.
Maicao, es la hora de despertar de este letargo y tomar el lugar que nos corresponde. No más votos que otros capitalizan, no más representaciones que nunca llegan. Vamos a unir nuestras fuerzas, a consolidar nuestra voz y a construir el liderazgo que esta tierra merece. No es solo una cuestión de ganar una curul, es una lucha por la dignidad, por el derecho a decidir nuestro propio destino. Vamos a romper las cadenas que nos atan a la subordinación y demostrar que Maicao puede y debe liderar con la fuerza de su historia, su gente y su espíritu rebelde. Pero el despertar no basta sin dirección. En el próximo artículo, exploráremos la pregunta más importante de todas: ¿quién o cómo debe ser ese liderazgo que represente a Maicao y a La Guajira en las elecciones del 2026? ¿Cómo podemos identificar un proyecto político auténtico, coherente y colectivo? Porque esta vez no se trata solo de tener un candidato, se trata de tener una visión. Y esa visión debe nacer del pueblo, no de los acuerdos coyunturales y convenencieros. ¡Despertemos, Maicao! El futuro está en nuestras manos… y comienza con elegir bien a quien nos representará.
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