La Política En Maicao: Un Círculo Vicioso Que Debemos Romper

Foto por: La Guajira Hoy
El liderazgo político en Maicao enfrenta una crisis de desgaste acelerado. ¿Por qué siempre votamos por un cambio, pero todo sigue igual? Hoy quiero compartir una reflexión que surge a partir de un análisis que mi amigo Jhon Ustate hizo en su muro de Facebook sobre los procesos electorales en Maicao. Su escrito me motivó a profundizar en algo que llevamos años viendo pero que pocas veces analizamos con detenimiento: La historia política de nuestro municipio se ha convertido en un ciclo repetitivo donde el voto no es tanto una elección como una reacción. Se vota más por rechazo que por convicción, más para castigar a los que están que para respaldar a quienes llegan. Y en ese proceso, el liderazgo político se ha vuelto desechable. No importa qué tan alto llegue un alcalde en popularidad al inicio, al final siempre termina cayendo en la misma espiral de desgaste y decepción. Esto no es casualidad. Es el resultado de un sistema que no está diseñado para consolidar liderazgos, sino para reciclarlos.


El caso del voto en blanco en las últimas elecciones es una prueba de ello. No fue simplemente una expresión simbólica, sino una estrategia de castigo. La gente no se sintió representada por ninguna opción cuando vio perder su esperanza en la candidatura de Santa Lopesierra y prefirió votar en blanco como forma de protesta, creyendo inocentemente que podrían vencer los tecnicismos del sistema electoral colombiano. Pero más allá de lo técnico, esto muestra un problema de fondo: la ciudadanía no encuentra un liderazgo en el que confiar a largo plazo. Se generan grandes expectativas en cada elección, y cuando esas expectativas no se cumplen de inmediato, la frustración se convierte en el motor de la siguiente votación. Así seguimos atrapados en un bucle donde el poder cambia de manos, pero los problemas siguen siendo los mismos, hoy seguimos con mayores problemas de seguridad, con la misma angustia que enfrentan los comerciantes cada dia, con la ausencia de oportunidades laborales, con los mismos problemas de servicios públicos y de saneamiento básico, y con retos que difícilmente se podrán resolver o atender si no se eligen proyectos o programas y no a caudillos temporales.
Foto por: La Guajira Hoy
Este fenómeno también tiene que ver con cómo se ejerce el liderazgo en Maicao. Muchas administraciones fracasan no sólo por su gestión buena o mala, sino porque su estructura política es frágil y se desmorona desde adentro. No hay planificación a largo plazo, no hay proyectos políticos sólidos, solo alianzas momentáneas creadas para ganar elecciones pero sin capacidad de sostenerse en el tiempo. Los alcaldes llegan con compromisos adquiridos, rodeados de personas que los apoyaron en campaña pero que luego buscan sus propios intereses. y al no recibir respuesta o complacencia se sustraen del compromiso de haber elegido y ayudado a elegir un gobierno para Maicao. Y cuando la base política comienza a fracturarse, el desgaste es inevitable.

Otro factor que limita profundamente la posibilidad de que surjan nuevos liderazgos, especialmente femeninos, es el financiamiento de las campañas. En Maicao, el dinero se ha convertido en el eje central de la política electoral, y eso ahoga cualquier posibilidad de competencia real. Aunque la ley establece un tope de gasto, en la práctica ese límite es irrisorio frente a lo que realmente cuesta una campaña en el municipio. Aquí, todo tiene un precio: la logística, la movilización, la estructura y, sobre todo, el voto. Hay una lógica perversa que se ha instalado en la ciudadanía: en lugar de apostar a un proyecto político con visión de futuro, muchas personas prefieren cobrar por adelantado, porque en el fondo no creen que ningún líder vaya a cambiar su realidad. Así, el voto se convierte en una transacción inmediata y no en una apuesta de transformación. Y esto solo beneficia a quienes tienen acceso a grandes recursos, dejando por fuera a quienes podrían hacer una política distinta. Se dice en las calles de Maicao que "el que no tiene plata está ahogado", y esa frase resume la trampa en la que estamos metidos. Mientras el dinero siga definiendo quién puede aspirar y quién no, las elecciones no serán una competencia de ideas ni de capacidades, sino una subasta en la que el mejor postor se lleva el poder, sin importar si tiene o no un verdadero liderazgo. Y mientras eso siga siendo así, los liderazgos auténticos, especialmente los de mujeres y jóvenes, seguirán sin una oportunidad real de llegar y transformar el municipio.
Foto por: Ligia Marcela Martinez
Pero hay otro elemento del que poco se habla y que también hace parte del problema: el machismo político en Maicao. Las mujeres hemos sido sistemáticamente relegadas del poder, y lo que ocurrió con Carolina y conmigo es una prueba de ello. En esta tierra, si una mujer aspira a liderar, debe demostrar el doble, resistir más ataques y enfrentar un sistema que sigue prefiriendo a los mismos nombres de siempre. No es que no tengamos capacidad o liderazgo, es que el sistema no permite que las mujeres lleguemos a posiciones de poder con la misma facilidad. Y cuando logramos avanzar, la resistencia es mucho mayor.

Si queremos romper este ciclo, debemos empezar por reconocer que el liderazgo político en Maicao no puede seguir siendo personalista ni improvisado. Se necesita un liderazgo con legitimidad real, no solo electoral. Un liderazgo que construya comunidad, que no se desconecte de la gente y que tenga una visión de largo plazo. Pero para que eso ocurra, también debemos abrir espacios a nuevos liderazgos, permitir que las mujeres lleguen al poder y que no sean siempre los mismos grupos quienes definan el futuro del municipio.
Foto por: Ligia Marcela Martinez
Romper este círculo vicioso no es tarea de una sola persona, pero sí se necesita alguien que logre articular un movimiento que no sea efímero, que no dependa de una elección, sino que sea capaz de sostenerse en el tiempo y trascender el desgaste natural del poder. Un liderazgo que no le tema a los caciques políticos externos ni dependa de ellos para gobernar. Un liderazgo que entienda que la política en Maicao necesita cambiar desde la raíz.

Mientras sigamos votando para castigar y no para construir, seguiremos atrapados en el mismo juego. Y mientras la política siga funcionando como un club cerrado, donde solo unos pocos deciden y las mujeres seguimos siendo una excepción, no habrá transformación real. La pregunta que debemos hacernos no es solo quién gobernará en la próxima elección, sino qué tipo de liderazgo queremos construir para que Maicao deje de repetir su historia una y otra vez.
¿Qué opinan? ¿Cómo ven ustedes el futuro político de Maicao? Déjenme sus comentarios. ¡Es hora de hablar de esto sin miedo!

Foto por: Ligia Marcela Martinez

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